LEYENDAS DEL ROCK 2025 – CRÓNICA DE LAS JORNADAS DEL 6 Y 7 DE AGOSTO: WARKINGS, W.A.S.P., LÈPOKA, D’ARTAGNAN, MIRACLE OF SOUND Y EL RITUAL DE HEILUNG

JORNADA DEL DÍA 6

El 6 de agosto se levantaba el telón del Leyendas del Rock 2025 con un inicio cargado de energía. Los encargados de abrir el festival en el escenario Jesús de la Rosa fueron Warkings, quienes, fieles a su estilo épico, aparecieron con sus ya características vestimentas de guerreros. Su directo fue tan fabuloso como esperado: contundente, teatral y capaz de atrapar desde el primer acorde a un público que entraba con ganas de fiesta. Junto a ellos, también sorprendieron propuestas como The Butcher Sisters, Fit For A King o 91 Suite, que aportaron variedad y demostraron que el arranque del Leyendas podía ser tan diverso como intenso. Tampoco faltó la garra de Dogma, con su puesta en escena oscura y poderosa, que aportó un contraste interesante en las primeras horas de la tarde.

La jornada cerró con nombres de peso como Fear Factory, el regreso de W.A.S.P. con todo su arsenal de clásicos, la oscuridad elegante de Lord of the Lost y la descarga final de Dünedain, que pusieron el broche a un primer día de festival variado y contundente. Un arranque que dejó claro que el Leyendas del Rock 2025 no iba a dar tregua, y que preparó el terreno para lo que muchos esperaban con especial ilusión: la irrupción del folk metal al día siguiente, con algunas de las actuaciones más épicas de toda la edición.


JORNADA DEL DÍA 7

El 7 de agosto arrancaban los acústicos en la Plaza Mayor de Villena, con casi 40°C y la gente llenando la plaza para ver a Lèpoka abrir con Dios Está Borracho. Desde el inicio, coros y fiesta. Entre Pandemónium, el moshpit de Dónde Vas y el brindis por la sanidad pública antes de Salimos a las calles, la cosa fue a más, hasta con Dani N sumándose a la broma colectiva cantando Rosas de La Oreja de Van Gogh junto al público.


El show siguió creciendo con la fuerza de El Baile de los Caídos, el desmadre absoluto de Yo Controlo y la comunión total con Contra Viento y Marea, que convirtió la plaza en un mar de gente remando al unísono bajo el sol abrasador.

Fue un concierto vibrante de principio a fin: calor, entrega y Lèpoka en modo reyes de la fiesta, demostrando que el folk metal no entiende de temperaturas extremas cuando la conexión con el público es tan brutal.

El calor no dio tregua en la segunda jornada del Leyendas, pero eso no impidió que los escenarios principales arrancaran a pleno rendimiento. Los primeros en abrir fuego fueron Imminence, que con su metalcore melódico pusieron patas arriba el recinto desde bien temprano, demostrando que incluso bajo un sol abrasador la intensidad puede estar al máximo. A ellos se sumaron los madrileños Headon, que desplegaron toda su energía para enganchar a un público que iba cogiendo fuerzas y calentando motores para un día que prometía emociones fuertes.

Con gloria y mucho furor, los alemanes D’Artagnan tomaron después el Azucena Stage, presentándose como auténticos mosqueteros del folk rock. La voz de Peter y el violín de Gustavo contagiaron ánimo desde el primer momento: “¡Hola Leyendas del Rock, somos D’Artagnan, los mosqueteros de Alemania! ¡Uno para todos y todos para uno!”, proclamaba Peter, provocando una ovación inmediata. Feuer & Flamme puso al público a marcar el ritmo con las manos en alto, y la gaita desató aún más la euforia. El vocalista no dudó en lanzarse al público subido a un maletín, provocando un circle pit a su alrededor, y más tarde hizo remar a toda la explanada mientras ondeaba una bandera de España con el emblema de la banda. El cierre, con la versión en castellano de Mosqueteros, fue coreado con fuerza por todos, dejando claro que Villena había caído rendida a sus pies.

Tras la descarga mosquetera de D’Artagnan, el Leyendas siguió demostrando su variedad de estilos. From Fall To The Spring pusieron la nota moderna con su metal alternativo cargado de energía juvenil, mientras que Hanabie ofrecieron un directo compacto y contundente que sorprendió a quienes se acercaron al escenario en las horas centrales del día.
La potencia continuó con Painstorm, que no dieron tregua con su propuesta más agresiva, preparando el terreno para la llegada de The Halo Effect. Los suecos, formados por exmiembros de In Flames y otras leyendas del death melódico, desplegaron un concierto sólido y lleno de fuerza que hizo las delicias de los amantes del sonido escandinavo, demostrando que su lugar en el cartel estaba más que justificado.

Tras la variedad que dejaron From Fall To The Spring, Hanabie, Painstorm y The Halo Effect, llegaba uno de los momentos más esperados de la jornada: el debut en España de Miracle Of Sound en el Jesús de la Rosa Stage. El público se fue acercando poco a poco hasta que, a la hora prevista, la explanada ya estaba bien poblada y con ganas de descubrir qué iba a ofrecer esta propuesta tan particular. Y no defraudaron: desde el primer acorde quedó claro que traían un aire diferente, fresco y con un toque épico que encajaba a la perfección en el espíritu del Leyendas.

El setlist fue una auténtica demostración de su versatilidad. Con Dragonborn abrieron de manera grandilocuente, atrapando de golpe a todos los presentes. A partir de ahí desplegaron un abanico de estilos en el que cabían guitarras potentes de la mano de Eoghan, violines, teclados y hasta voces femeninas, como en Whatever Comes Our Way interpretada por Pepa. Esa mezcla de folk, raíces celtas y vikingas con pasajes metaleros hizo que el público conectara rápido, y que incluso hubiera quienes no dudaron en ponerse a bailar con la festiva Gráinne Mhaol, Queen Of Pirates.


La recta final fue la que terminó de ganarse a todos. Con Valhalla Calling llegó uno de los momentos más mágicos del concierto: coreada prácticamente a capela por un público que la cantaba como si fuera un himno propio. Para el cierre guardaron All As One, un tema que puso a toda la explanada con el puño en alto entonando su estribillo a voz en grito. Fue un broche redondo a un estreno que dejó claro que Miracle Of Sound había venido para quedarse en la memoria de esta edición del festival.

Se abren las cortinas y el Azucena Stage se transforma en un escenario de ensueño para cualquier amante del folk pagano: árboles, un altar iluminado como un sol y humo que empieza a envolverlo todo. Heilung hacen su entrada iniciando un ritual con cornamentas y ofrendas en círculo. Los tambores resuenan y el público entiende rápido que esto no es un concierto al uso, sino un ritual pagano. El canto difónico se entrelaza con susurros agudos y percusiones tribales, creando una atmósfera que pone los pelos de punta.

El show avanza como una ceremonia dividida en fases. Tras un arranque intenso, irrumpen guerreros con lanzas y escudos que acompañan con gritos y danzas alrededor del escenario. Un enorme tambor ceremonial se ilumina al fondo, mientras los guerreros rompen filas, levantan y bajan sus escudos en un gesto hipnótico, hasta unirse en círculo cogiéndose de las manos. El público, en un silencio absoluto, observa sobrecogido lo que parece un viaje al pasado.

Los sonidos de pájaros, golpes de madera y un silbido ancestral marcan la transición hacia otra parte del ritual, con el tambor iluminado con runas vikingas y las voces graves dominando el ambiente. La puesta en escena alcanza su punto más espectacular con un guerrero golpeando el tambor con mazas en llamas, el sonido místico del ravanahatha y la aparición de una espada de fuego que arranca exclamaciones de asombro.

Fue una experiencia única, que para algunos resultó casi mística y para otros difícil de digerir en un festival como el Leyendas. Quizás un teatro o un espacio cerrado potenciarían más esa burbuja ritual, pero lo que nadie puede negar es que Heilung no dejaron indiferente a nadie. Su propuesta, tan distinta como arriesgada, marcó uno de los momentos más comentados y singulares de esta edición.

La jornada no terminó ahí. A continuación, el público pudo sumergirse en la oscuridad bélica de Kanonenfieber, que con su puesta en escena militar y su crudeza sonora nos recordaron los horrores de la guerra, dejando un poso tan perturbador como impactante. Tras ellos, la madrugada se tornó alternativa y elegante con Charlotte Wessels, ex-Delain, que ofreció un set íntimo y atmosférico en el New Rock Stage, demostrando la versatilidad del festival al dar espacio a propuestas muy distintas.
El cierre definitivo lo puso The Cost de nuevo en el Azucena Stage, cuando ya pasaban las dos de la madrugada. Con energía desbordante y un toque caótico que mantuvo en pie a los más resistentes, pusieron punto final a un jueves intenso y variado en el que hubo folk, metal moderno, épica, experimentación y hasta rituales ancestrales. El Leyendas demostró en su segunda jornada que su grandeza está en la diversidad, y lo mejor todavía estaba por llegar.