El pasado sábado 12 de julio, el Señor del Brutal Folk se dejó caer por Madrid y, entre callejeos y rincones con historia, terminó recalando en un lugar con solera: la mítica Fontana de Oro. Aquel local que vio pasar tertulias políticas en el siglo XIX, inmortalizado por Benito Pérez Galdós, mantiene intacto su poder de inspiración. Hoy, en lugar de debates acalorados, lo que suenan son guitarras, violines y voces de quienes llevan el folk en la sangre.
Allí, en pleno ambiente de sábado, el Señor del Brutal Folk se encontró con los Drunken Sailors, que ofrecían un concierto acústico cargado de encanto y complicidad con el público. Entre canciones propias y versiones bien escogidas, no faltó una joya del pagan folk: “Fee Ra Huri” de los neerlandeses Omnia, que fue coreada por quienes conocen bien la magia de los círculos de danza y las hogueras rituales.
Pero la velada todavía reservaba una revelación especial. Los Drunken Sailors, con espíritu de buenos anfitriones, desvelaron al visitante un rincón poco conocido del lugar: el sótano de la Fontana de Oro. Un espacio íntimo, casi secreto, donde hace seis años la banda madrileña Kinnia grabó el videoclip de “Drink For The Fallen”. Un lugar que, como tantos otros rincones ocultos, guarda ecos de música, brindis y memorias imborrables.

Sin duda, una noche inesperada que entrelazó pasado y presente, historia y folk, y dejó claro que Madrid sigue teniendo rincones donde la música brota con alma.