ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE: PETE DE YE BANISHED PRIVATEERS DERROTA A LA MENINGITIS

Los mares han estado más agitados de lo habitual en la tripulación de Ye Banished Privateers. Durante la reciente gira de abril con motivo del lanzamiento de su nuevo álbum ‘Til the Sea Shall Give up Her Dead, un inesperado enemigo se cruzó en el camino de uno de sus más queridos marineros: Pete.

Lo que comenzó con unos síntomas similares a una gripe durante la travesía por tierras de Europa Central se transformó pronto en una amenaza mortal. Al regresar a su puerto seguro en Umeå, Suecia, Pete cayó gravemente enfermo de meningitis, una dolencia que atacó con furia y lo dejó al borde del naufragio. La fiebre se tornó fiebre de muerte, y la sombra de la enfermedad lo abordó sin aviso. La presión en su cerebro aumentó tanto que tuvo que ser sedado durante cinco días, navegando inconsciente entre la vida y la muerte, mientras los médicos luchaban por mantenerlo a flote. Una semana más en cuidados intensivos completó su paso por la cuerda floja entre la vida y el abismo.

Tras seis largas semanas de lucha en tierra firme, el marinero ha conseguido lo que muchos no logran: volver a casa. Hoy se encuentra de nuevo junto a su familia, en lenta pero firme recuperación, tomándose cada jornada como si fuera un nuevo amanecer tras una tormenta. Aunque su espada no resonará en los escenarios durante este 2025, ni en Estocolmo, ni en Gotemburgo ni en ningún puerto, su espíritu permanece intacto, resistiendo como todo buen corsario de los siete mares.

La banda, emocionada y profundamente agradecida, ha rendido tributo a los médicos y sanitarios que lograron que Pete siguiera entre nosotros. Y aunque por ahora su lugar sobre las tablas queda vacío, su historia se suma a las leyendas que hacen de Ye Banished Privateers mucho más que un grupo: una hermandad forjada en el fragor de la música… y de la vida.

Cuidad de vuestra tripulación y no deis nunca por sentado un nuevo amanecer”, cierran su comunicado, con la promesa de que aún quedan muchas travesías por vivir juntos. Porque mientras haya viento en las velas y un corazón que late… la aventura continúa.