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Con Dvatir, Salduie entrega su trabajo más conceptual, ambicioso y emocional hasta la fecha. Este álbum no es solo una colección de canciones: es un relato coral que recupera la voz de las mujeres en la Celtiberia y otros pueblos antiguos peninsulares. Mujeres que fueron madres, guerreras, sabias, oráculos… mujeres que, a través de la historia, el dolor y la música, vuelven aquí a la vida. Con una producción impecable, una riqueza melódica notable y una profundidad temática admirable, Salduie demuestra que el folk metal puede ser tanto una experiencia estética como una herramienta de memoria histórica.
1. UNA PLEGARIA A TREBARUNA
El álbum se abre con una introducción instrumental que invoca a la diosa Trebaruna, divinidad lusitana vinculada a la protección del hogar y la comunidad. Esta pieza, breve pero cargada de atmósfera, actúa como una llamada a lo sagrado y a lo ancestral. Con una construcción ambiental, protagonizada por flautas, cuerdas y percusión ritual, prepara el terreno emocional y simbólico del disco.
Lejos de ser un simple preludio, Una Plegaria a Trebaruna funciona como umbral sonoro entre el mundo moderno y la espiritualidad de los antiguos pueblos peninsulares. Su tono introspectivo y reverente introduce el carácter ceremonial que impregnará todo el álbum.
2. DVATIR
La canción comienza con un motivo melódico de viento ancestral que pronto se ve arrollado por guitarras densas y batería poderosa. Las voces masculinas entran de forma narrativa, y a partir de ahí todo se convierte en un grito de guerra.
La letra, basada en un pasaje de Salustio, exalta el momento en que las mujeres toman el mando ante la pasividad de los hombres. Es un canto de insurrección, de empoderamiento, de ruptura del orden establecido:
“¡Mis hermanas, a luchar!” “Fieras mujeres valientes luchan en el frente para proteger a su gente” “Llenas de furia, claman venganza. Hijas del fuego, no temen la lanza” “Hoy no habrá marcha atrás. Hoy se escuchará nuestra verdad”
Xana Lavey, cantante de Mägo de Oz y Celtian, irrumpe en el tema con una intervención feroz que da voz a ese grito colectivo de rebelión. Su participación no es anecdótica: es el centro mismo de la arenga, el eco ancestral de quienes se levantaron cuando los demás callaban. Su timbre agudo, casi desgarrado, rompe el aire como una lanza lanzada desde el alma.
El tema es rápido, urgente, lleno de pulsión heroica. Las guitarras afiladas y una percusión marcial sostienen el peso de un mensaje que va mucho más allá de la historia: es una llamada a la dignidad, a la rabia, a la memoria activa. Un inicio apoteósico que no solo marca el tono del álbum, sino que lo lanza como proclama.
3. EL CANTO DE LAS MADRES
Un canto profundo y reverente dedicado a aquellas mujeres que, generación tras generación, fueron las transmisoras de la identidad colectiva. No luchaban con armas, sino con palabras, con historias, con canciones que sobrevivieron al paso del tiempo. Aquí, Salduie rinde homenaje a esa herencia sonora y afectiva que moldeó la memoria de todo un pueblo.
Elizabeth Amoedo (Against Myself) presta su voz con una sensibilidad sobresaliente. La instrumentación es mínima al principio: cuerdas suaves, un fondo ceremonial, percusión tribal y vientos que evocan la oralidad de los pueblos antiguos. Poco a poco, la canción se va abriendo como una flor nocturna, desplegando capas de metal melódico sin romper el carácter íntimo y sagrado de la pieza.
“Versos con su voz te enseñan, te emocionan y te alientan” “Como las madres cantan a sus hijos, entre las llamas todos son testigo” “La voz de la madre perdura, aún cuando el cuerpo se apaga” “Los cuentos de antaño no duermen en libros, resuenan en cantos y abrigan caminos”
La letra se convierte en un relato coral, donde la madre no es solo madre, sino también sabiduría, raíz y refugio. Cada verso es una estampa familiar que se extiende a través del tiempo, una invocación a lo femenino como transmisor del saber popular. La segunda parte crece en intensidad, sumando armonías vocales, desarrollos rítmicos y guitarras que acompañan sin imponerse.
Esta canción es el alma del disco. Una plegaria doméstica, una antorcha que pasa de mano en mano y de siglo en siglo. Un reconocimiento de que, en medio de la guerra y el olvido, fue la voz de una madre la que mantuvo vivo el fuego de un pueblo.
4. LUGNASAD
Salduie celebra aquí el amor, la cosecha y la tregua entre clanes en honor al dios Lug. El tema se inspira en la festividad celta del mismo nombre, donde las comunidades se reunían no solo para agradecer a la tierra por sus frutos, sino también para sellar alianzas matrimoniales y fortalecer los lazos entre tribus.
“Llega el verano, es tiempo de la siega. Recoged los frutos dados por la tierra” “Lug bendice esta unión, sé nuestro testigo. Que tu brillante luz guíe el camino” “Portan en sus cintos manos y cabezas” “Con un buen banquete, danzas y combates”
La cantante Estefanía Aledo (Mind Driller, Arise) aporta aquí una interpretación vibrante, conectada con la sensualidad y el poder de la figura femenina dentro del ritual. Su voz se entrelaza con los instrumentos tradicionales, dando cuerpo a un personaje ancestral que baila, ama y pacta.
Musicalmente, el tema es festivo pero ritual, con melodías de flauta, percusión tradicional y un groove tribal que invita a la danza. El folk y el metal se entretejen con una naturalidad que refuerza el carácter ceremonial. La letra no solo describe una celebración: la construye. Cada imagen es una escena, cada verso una invocación.
“Dejo atrás la sangre para conseguir tu favor. Que nuestras familias celebren hoy nuestra unión” “Votos hoy por pronunciar de unión y fidelidad. En Lugnasad deberás probar ser fuerte y audaz”
El tema no elude los desafíos: también habla del valor, del esfuerzo por ser digno de esa unión. La épica aquí no nace de la guerra, sino de la celebración de la vida. Una de las composiciones más alegres del disco, pero no por ello menos trascendente.
5. EL AGUA DEL TEJO
Basada en el trágico episodio del Monte Medulio, la canción narra el sacrificio colectivo de los cántabros que prefirieron la muerte antes que la esclavitud romana. Los hombres se dieron muerte por la espada y se arrojaron a las hogueras funerarias, mientras que las mujeres, fieles a su papel de guardianas de la tradición, prepararon una infusión de hojas de tejo —árbol sagrado en muchas culturas celtas— que administraron primero a sus hijos antes de beberla ellas mismas. Un ritual de dignidad y entrega, doblemente cruel, pero también profundamente espiritual.
La música es sombría, fúnebre, con escalas menores, percusión ritual y un desarrollo que se construye en espiral hasta un clímax devastador. Se percibe en cada acorde una mezcla de amor, desesperación y resistencia.
“Madres conscientes del precio de vivir en esclavitud” “Sagrado árbol del tejo, libéranos hoy de su yugo” “Si la muerte es el remedio, nos iremos hasta el infierno” “De caer esclavos de un imperio, es el tejo nuestra liberación”
Brillan con fuerza las actuaciones de Laura Contreras y Alba Alonso, en los papeles de madre e hija. Alternan entre ternura y desesperación, llevando al oyente a vivir la tragedia desde dentro. La intensidad de sus intervenciones refleja la dualidad de ese momento: el miedo y el amor, el dolor y el coraje.
La letra está plagada de imágenes profundamente líricas que acentúan el carácter ritual del acto:
“Bebed el agua del tejo, sabéis que es la solución” “La sed que sacia, el veneno os dormirá” “Sean sus voces arrullo en este viaje” “Dolor inmenso, desgarrador peaje” “¡¡PARA EL LEGADO ETERNO!!”
Salduie convierte este suceso en un canto de respeto absoluto. No hay dramatismo forzado ni romanticismo vano. Solo el peso brutal de una decisión tomada desde el amor y el instinto de libertad. La canción es también una pregunta: ¿cuánto vale la libertad? ¿Cuánto dolor cabe en una decisión colectiva tomada por orgullo y memoria?
El agua del tejo no solo conmueve: permanece.
6. LA PROFECÍA DE CLUNIA
Inspirada en el oráculo mencionado por Suetonio, la canción narra una visión donde una sibila predice el ascenso de un líder desde Hispania. La letra construye una imagen poderosa del don profético femenino y del destino como una fuerza inevitable que conecta los mitos con los hechos históricos.
“Quandoque ex Hispania, princeps dominumque rerum” “Sus labios conectan con el más allá” “De la divinidad, sibila y avatar”
La artista mexicana Anna Fiori encarna a la profetisa con una interpretación vocal monumental. Su voz atraviesa lo terrenal y lo divino, en un crescendo sinfónico que corona el álbum con solemnidad y dramatismo. Desde su primera aparición, Fiori impregna el tema de un aire ceremonial que lo eleva por encima de lo meramente musical. Su intervención da forma sonora a una visión colectiva, una promesa de transformación que atraviesa los siglos.
La música está estructurada con una progresión lenta y envolvente: comienza con arreglos orquestales suaves y percusión ritual, y evoluciona hacia un clímax coral en el que el metal sinfónico alcanza su máxima expresión. Los versos en latín, intercalados con frases en castellano cargadas de simbolismo, refuerzan la sensación de estar escuchando una revelación ancestral.
El videoclip refuerza esta dimensión simbólica: Sergio y Diego Bernia asumen el papel de sacerdotes en un contexto ritual cargado de solemnidad; Sofía López interpreta a la propia sibila-oráculo, encarnando la visión con una expresividad hipnótica; y David se convierte en el Príncipe de todas las cosas, figura anunciada por la profecía, cuya presencia da sentido al desenlace de esta odisea mística.
La profecía no es solo el final de un álbum: es el comienzo de una nueva era. Un cierre que no concluye, sino que abre horizontes.
También destacan otras imágenes líricas de gran belleza y misterio, como:
“Sobre la piedra, alzó su rostro al cielo” “Como si el viento trajera palabras antiguas”
La atmósfera de la canción convierte a esta sibila no en una simple narradora, sino en un canal de lo sagrado. El mensaje de esperanza, de transformación, de destino, resuena como un eco que viaja desde la antigüedad hasta el presente. La profecía de Clunia no solo cierra el disco: lo consagra.
CONCLUSIÓN
Dvatir es un disco que educa, emociona y golpea. Cada canción responde a una tesis, a una voz olvidada, a una historia que debía ser contada. Las colaboraciones femeninas no son adornos, sino protagonistas del relato. Y musicalmente, Salduie alcanza su madurez más completa: arreglos cuidados, narrativa coherente y una variedad de paisajes que van desde la intimidad hasta la épica.
Además de su potencia conceptual, Dvatir destaca por su capacidad de integrar con naturalidad recursos tradicionales y sonoridades contemporáneas. Las flautas, las gaitas, las percusiones tribales y las cuerdas se entrelazan con riffs metaleros y estructuras modernas sin perder cohesión. La producción es clara y potente, permitiendo que cada matiz se perciba sin saturación.
Es también un trabajo valiente: no hay miedo a lo narrativo, a lo ceremonial, a los silencios. Cada tema plantea una escena, un rito, una verdad oculta que espera ser revelada. Salduie ha sabido hacer de la historia algo vivo, visceral y necesario.
No es un disco sobre mujeres. Es un disco con ellas, por ellas, desde ellas. Una obra que reivindica, honra y emociona. Un paso firme en el legado de una banda que sigue escribiendo su propia historia con voz propia y memoria colectiva.