SAUROM – LAZARILLO DE TORMES

Saurom como siempre resulta fascinante cada vez que introduce obras maestras de literatura en sus canciones y en esta ocasión fue en una canción de casi cuatro minutos, una novela picaresca tan buena como lo es la biografía de Lázaro de Tormes.

Para poneros en contexto -sobre todo a la gente que desconoce esta obra literaria-, la obra El Lazarillo de Tormes es una novela anónima en estilo epistolar (de carta) en la que se cuenta de forma autobiográfica la vida de un niño.

La versión musical de los juglares sigue a raja tabla las normas de lo que caracteriza a la novela: está en primera persona y tiene un mensaje moralizante. A pesar de que el tono en la literatura resulte un poco pesimista debido a las situaciones a las que tiene que sobrevivir el pequeño y desdichado Lázaro, Saurom lo transforma en un mensaje cargado de fuerza: ‘’Que lo que no te mata te hace fuerte y pule el corazón’’.

En la canción se hace un resumen muy bueno y conseguido de lo que viene a ser el conjunto de la obra, pero nos vamos a centrar en los cuatro amos que Migue menciona en el estribillo de la canción. El servicio de Lázaro con sus ocho amos es clave en la historia por dos motivos: en primer lugar, porque son la cadena de consecuencias de su supervivencia y crecimiento o madurez; y en segundo lugar porque cada amo es el reflejo de los pecados de la sociedad del siglo XVI.

Bictor Barbecho, gracias a sus excelentes ilustraciones, nos da una idea de cómo eran físicamente estos cuatro amos: el ciego, el escudero, el fraile y el alguacil.

El ciego: representa la AVARICIA. Es el primer amo que tiene Lázaro y lo maltrata de la forma más cruel posible; no le da de comer y le agrede constantemente con su bastón. Es un señor astuto, sagaz y embustero, y le enseña al pequeño a robar y a mentir. A pesar de ganar dinero, es tacaño, y engaña a Lázaro diciéndole que en vez de pagarle con dinero lo hace con ‘’consejos y experiencia’’.

El escudero: la viva imagen de la HIPOCRESÍA. La sociedad de la época es un mundo de apariencias. Creyendo Lázaro que él le cuidará, acaba dándose cuenta de que es el escudero quien depende de él. Este señor viste como un gran noble, sin embargo, toda su arrogancia queda consumida en un paupérrimo hombre sin apenas comida y cuya preocupación reside en su honor.

El fraile: el CORRUPTO. El Lazarillo recibe por su parte su primer par de zapatos, pero al final lo abandona porque tampoco le da de comer. El fraile era un hombre centrado en los negocios seglares, no destacaba por su capacidad de socializar e invertía todo su tiempo haciendo recados. Además, estaba en contra de dar de comer en el convento y detestaba al coro de la Iglesia.

El alguacil: es la LEY de aquella época. Su oficio declaraba un gran peligro y por eso Lázaro decide dejarlo también. Es el último amo del muchacho.

Hechas todas estas descripciones, ¿cuál de los cuatro os llama más la atención?

Gracias, una vez más, Saurom por dar voz a los personajes marginados de la literatura; la función de bardos os va como anillo al dedo.

¡No os olvidéis de escuchar la canción y, si queréis, os animamos a leeros la obra, merece la pena!