OLENTZERO ETA JENTILAK

Hace mucho tiempo, los Jentil (Incursed nos hablaba de ello en «Colossal» de su último album «Baskavigin«) poblaron nuestra tierra, y cuentan que de la unión de un gentil y una lamia nació el primer ser humano. Los gigantes enseñaron a los seres humanos a trabajar la piedra, a fundir el hierro, a labrar los campos, a moler los granos para hacer la harina. Durante miles de años, celebraron con hogueras la llegada del Solsticio del invierno y se llevaron bien con los humanos, hasta que estos se volvieron ambiciosos, y los Jentil decidieron esconderse en el interior de las montañas. Uno de ellos, sin embargo, permaneció ensimismado en la contemplación del amanecer. Para cuando quiso darse cuenta, los demás habían desaparecido y cerrado las cuevas con gigantescas moles de piedra que él no podía mover. No le quedó más remedio que permanecer afuera y, para entretenerse, inventó el modo de hacer el carbón. Llegado el siguiente invierno, se sintió muy solo y se le ocurrió que sería buena idea compartir su invento. Llenó un gran saco con carbón y descendió desde su alta montaña hasta la primera aldea que encontró. Los humanos lo invitaron a celebrar con ellos la gran fiesta del Solsticio y lo llamaron ONENZARO, que significa “el comienzo de la buena época”. Desde entonces, desde hace miles de inviernos, el último Jentil baja de la montaña y comparte con los humanos la noche más larga del año.